miércoles, 30 de noviembre de 2011

Sagrada Gabiblia: Génesis III


Y el hombre fue creado. Pero se dedicaba a cosas muy raras, le gustaba disfrutar de la vida al muy cabrón. Así que El Creador hizo a la mujer, para que le enseñase que eso no podía ser, que la vida no es para disfrutarla sino para hacerle caso a ella, para escucharla decir qué había hecho hoy, y para tratar de averiguar qué le pasaba cada vez que decía que no le pasaba nada. Y para que funcionase mejor le puso tetas.

Así el hombre, con el propósito de pasar el menor tiempo posible en casa, dejó de hacer el vago y de jugar a chorradas y empezó a trabajar y a comportarse de manera más madura. Y El Creador, orgulloso, decidió obsequiarle con un libro, El Libro. En él se le explicaba de manera muy concisa qué estaba bien y qué estaba mal. Todo venía en párrafos numerados, muy manejable, y las cosas que eran buenas se destacaban con un ;) y las que eran malas... no hacía falta señalar cuáles eran malas, cualquiera que el hombre tuviera ganas de hacer por impulso natural eran las malas. No obstante, la soberbia humana hizo que se planteara a veces el sentido de algunos de los mandatos, que a sus ojos mortales y falibles se mostraban confusos:

Por ejemplo, en el párrafo 1239-76.54 dice claramente: “honrarás las festividades sagradas que caigan en martes, a menos que sea día impar, comiendo trucha sobre una roca con forma de algún animal. Pero si el animal es un roedor, o si tienes prepucio, cometerás el más atroz de los actos viles, y agonizarás durante toda la eternidad por tu repugnante maldad. Al menos, claro está, que laves tu culpa asesinando a tu primogénito en un baño de sangre. Pero no lo mates si es miércoles o si tienes seis dedos en un pie, eso sería un poco raro, ya sabes, algo retorcido” ;)

Los Microsueños de Gaby

Vaya cuatro años nos esperan.

El otro día pusieron un documental muy interesante que suscitó una igualmente interesante conversación. En dicha conversación se pusieron de manifiesto ciertas conclusiones que no le interesan a nadie porque es aburrido de cojones.

El caso es que este post sirve única y exclusivamente como disculpa a nuestros lectores (hasta ahora el Mich y yo que sepamos) por haber convertido un blog que en principio iba a ser la risión, que a tal propósito se creó una noche de pedo en la que no bebimos ni gota de alcohol ni tomamos nada de drogas, en el campo de pataletas particular de Willy. Pataleta que, además, ha enganchado con ganas el cabrón. Desde las elecciones municipales que no la suelta ni a hostias. Y lo que te rondaré morena.

Vaya cuatro años nos esperan.

Si bien es una disculpa también es un de nada majos, ya que aunque el blog no está cumpliendo su primer objetivo cumple, y con creces, el segundo, que venía siendo que las llantinas virtuales del willy se desviaran de nuestras bandejas de recibidos a este espacio en concreto, para evitar el encontrarnos con él unos días después y decir cosas como "Muy interesante el tocho que me has enviado entonces ¿cuándo decías que quedábamos?¿Que no iba de eso? Pues ya no lo puedo recuperar de la papelera."

De nada majos.

martes, 29 de noviembre de 2011

Obsolescencia paranoica

Alguna que otra vez había oído hablar de un documental revolucionario, capaz de abrirle los ojos a cualquiera, llamado “comprar, tirar, comprar”, pero el caso es que no lo había visto. Al parecer ha ganado muchos premios de todo tipo y es una referencia para citar por cualquiera que tenga algo contra este sistema de consumo atroz. El otro día me comentaron un poco por encima que este documental argumenta sobre la conspiración de los fabricantes para construir cosas, en concreto aparatos electrónicos, cuidadosamente diseñados para que casquen en un lapso de tiempo muy concreto. Todo esto empezaba con los fabricantes de bombillas, que hace la tira que se pusieron de acuerdo en reducir la calidad para que se fundieran antes y vender más.

Esto me llamó muchísimo la atención, no porque me parezca raro que no se hagan esfuerzos en fabricar cosas más duraderas, eso es fácil de creer, sino porque ya nos han metido otra vez una conspiración de dimensiones globales perfectamente urdida ante la cual todos estamos indefensos, aunque eso sí, un documental basta para demostrarla. A todas luces esto me parece muy difícil de creer. Por eso, con ganas de poder tener una opinión propia, me he buscado el documental y he pasado un rato viéndolo. Y es bastante interesante.

Empieza, precisamente, con el rollo este de las bombillas. Resulta que en un pueblecito de la América profunda existe una bombilla que lleva encendida más de 100 años, lo que demuestra que las de ahora son mucho peores. A continuación se nos exponen los tratados ruines a los que llegaron los fabricantes para reducir la duración garantizada, primero 2500 horas, finalmente menos de 1500. Bastardos capitalistas. Pero eso del pueblecito recóndito poblado por gente capaz de celebrar el cumpleaños de una bombilla con la bandera americana ondeando, la musiquita de fondo en todo el documental a lo Cuarto Milenio cuando señores muy serios nos cuentan a media iluminación las maquiavélicas conspiraciones sin aportar prácticamente nada más, pues como que te hace sospechar. Además, llego al límite de mis sospechas cuando dicen cosas como “¿qué hizo el inventor de la bombilla para que durasen tanto en un principio? Nunca lo sabremos porque se llevó su secreto a la tumba”. Joder, hemos desentrañado unos cuantos secretos del universo en este siglo y pico, ¿y esto hay que dejarlo sin resolver?. A mi me parece un formato un poco “made by Iker Jiménez”.

Veamos, no tenemos ni idea de qué es una bombilla, cómo se fabrica, como funciona, ni quién las hace. Pues como siempre, tiramos de wikipedia. Así de fácil, sin necesidad de creer o no lo que dicen, sin tener que opinar si no sabemos algo, sin tener que alimentar todo este circo. Vale, no es demasiado complicado, se trata de un filamento, es decir un hilo, hecho de metal. Se le pone una diferencia de potencial, el paso de electrones da lugar a un aumento de temperatura por efecto Joule y su consecuente emisión de radiación electromagnética, es decir, luz. Y sólo el 10 o el 15 por ciento de la energía empleada se obtiene como luz visible, vaya mierda de invento. Bueno, al caso: ¿Por qué una bombilla de hace 100 años sigue funcionando y las de ahora duran sólo del orden de las 1000 horas? Pues de momento hay que decir que la bombilla centenaria esta en cuestión brilla bien poquito, la verdad, da bastante lástima de ver. No ilumina prácticamente nada. En cambio las que tenemos en casa un segundo antes de fundirse siguen iluminando la habitación entera, qué curioso. Vemos en la wikipedia que las viejas estaban hechas de carbono y que se hacía el vacío en su interior para evitar que en el aire se rompiera el dieléctrico y se formaran arcos. En cambio, en las de ahora se pone algún gas noble, mucho mejor dieléctrico que el aire, y además el metal es de wolframio. ¿Y todo esto qué más da? Pues da, porque el hilo de carbono expuesto al vacío, al calentarse se evapora, disminuyendo la sección del conductor, y por lo tanto aumentando su resistencia y requiriendo por lo tanto más energía, cosa que no pasa con las actuales (la presión que ejerce el gas inerte se opone a este proceso, y el wolframio y otro metal similar aguantará mucho mejor las altas temperaturas). De hecho, estas lámparas deberían durar entonces menos aún que las actuales, puesto que su resistencia aumenta conforme se "desintegra" el filamento. ¿Entonces cuál es el secreto de la bombilla centenaria?

Si vamos otra vez a la wikipedia, vemos que en laboratorio se mide que la duración es proporcional a la diferencia de potencial elevado a -16 (que es una cifra enorme). Pero, lo que es más curioso, vemos que esta bombilla en concreto según el libro Guinness funciona a 4 watios de potencia, lo que es muy poco comparada con una de 30 como las que tenemos en casa. De hecho, 100 años no parece tanto, porque si recordamos ese V elevado a -16 una reducción de 30 a 4 vatios nos daría una vida media para nuestras lámparas 100 millones de veces mayor a la habitual en uso doméstico. Seguramente la bombilla sólo emita a 4 vatios porque se haya ido evaporando su filamento y su resistencia eléctrica sea ya demasaido alta, pero tampoco me extrañaría que simplemente se trate de la propia instalación, echa para hacerla agonizar todo el tiempo posible. Poned esa bombilla a funcionar a 30 vatios de rendimiento real y veremos cómo se volatiliza el filamento ante nuestros ojos. Hasta entonces, sólo tenemos una preciosa emisión en infrarrojos y un calorcito muy rico. El filamento sigue brillando, sí, pero poco, y están gastando dinero en calentar un trozo de carbono. Enhorabuena, señores del pueblecito de la Amércia profunda. Y enhorabuena, señores del documental. Les propongo volver a las lámparas de aceite, eso sí que era tecnología, qué pena que sus creadores se llevaran sus secretos a la tumba, ya no podremos saber cómo funcionaban.

No sé porqué coño se pondrían de acuerdo en reducir la vida de las bombillas. Especulando, pues supongo que vigilarían que nadie hiciese falsa publicidad, ya que en todos los documentos de los que hablan en el documental se habla de que no podían garantizar más de tantas horas, no de que no la pudieran tener. ¿Eran héroes defensores del humanismo? Pues ni de coña, eran unos putos empresarios, como cualquier otro, pero desde luego tampoco se estaban repartiendo el mundo. Joder, que sólo querían vender bombillas.

En cuanto al resto del documental... ¿Chips en las impresoras para que se agoten? ¿Las baterías de los i-phone están trucadas? Vete a un laboratorio y demuéstralo, es muy, muy sencillo. Y barato. Y luego les denunciamos, porque eso es un fraude y una estafa, y supuestamente la ley nos protege de eso, si podemos demostrarlo. No me muestres testimonios personales, ni uno ni cien mil, no valen para nada. No me digas que has encontrado el chip en cuestión y no me lo enseñes en cámara, eso puede ser cualquier cosa (que conste que no digo que sea falso, pero joder... si lo has descubierto demuéstranoslo). Pon a funcionar varias impresoras idénticas, unas con chip y otras sin él, y anota cuidadosamente cuándo cascan y porqué. Repite con muchos modelos, con muchos fabricantes. Haz números. Y saca eso en el documental, no me enseñes un puto chip y me digas con cara de listo que por fin lo has encontrado. Por lo demás, mi testimonio personal es que la gente somos bastante imbéciles y que vamos a comprarnos los putos i-phones aunque sean una puta mierda, aunque no los necesitemos, aunque sean tan mierderos que se joden en tres días (nunca he tenido uno siquiera en la mano, pero me creo lo de que se joden enseguida y que no te lo arreglan). ¿Programados? No, cutres. Y clientes poco exigentes.

Joder, ¿de verdad podemos pensar que las bombillas de hace 100 años eran mejores que las de ahora? Con menos dinero (muchíiiiisimo menos) podemos hacer lo mismo pero mejor. ¿Una conspiración para que duren poco? ¿Y cómo justificamos los LEDS, por ejemplo? ¿Y quién me impide a mi montar mi fábrica de bombillas mágicas eternas (aparte de las leyes físicas, como ya hemos visto), y forrarme? ¿Van a venir los masones de la bombilla, como en aquél episodio de American Dad de la conspiración del cacahuete?. Hay que ser escépticos sobre las cosas que no comprendemos bien y que no nos demuestran científicamente. A es una mierda y no me gusta, de acuerdo, pero no hace que B sea cierto, aunque B me lo expliquen con musiquita de fondo. Yo sigo sin tener una opinión sobre B, no me hace falta, pero si alguien quiere convencerme de la suya, que me ofrezca algo que no se pueda desmontar leyendo la wikipedia.

Ahora bien, pongámonos serios. Existe una sociedad de consumo atroz y despiadada, no nos quepa duda a ninguno, y absolutamente insostenible tanto a nivel económico como medioambiental (que son el mismo nivel, en realidad). Pero es disparar en la oscuridad el empeñarse en que es por culpa de unos pocos poderes en la sombra que hacen que todo salga según sus planes. No hay nadie al mando, asumámoslo. Nadie. Esto va a la deriva. Cada uno madruga y hace su trabajo, gana su dinero y se lo gasta en porquerías o en ganar más dinero. Hemos cogido tanta inercia que no sabemos parar, pero nadie pretende realmente que esto sea así. No hay ningún plan, y si lo hubo ya se ha desvirtuado y diluido tanto que nadie lo conoce. Seguimos llevándolo a cabo, cada uno por su cuenta y educando a nuestros hijos para que lo hagan, pero en realidad ninguno sabemos porqué. Ni el mismísimo presidente de los solemnes Estados Unidos de Conspiranoia tiene ni idea. Y la explicación más sencilla que se me ocurre es que, simplemente, no existe el motivo. Somos medio gilipollas, y punto. Irresponsables, nada más. La alternativa es que esos poderes en la sombra son unos putos genios, y echando un vistazo alrededor... creo que el que lleva el volante de esto es de todo menos un puto genio. ¿Un mono borracho con zapatos y fumando en pipa, auto-complacido por su superioridad intelectual? Eso ya me cuadra más. Dejémonos de discursos baratos y soluciones abstractas que ni demuestran ni solucionan nada, y vamos a usar nuestros conocimientos y sí, nuestra capacidad tecnológica, para encontrar un sistema sostenible que nos permita mejorar nuestra calidad de vida (dentro de poco conocida como capacidad de sobrevivir), y no tanto nuestra cuenta corriente.

¿Nos están engañando todos? Creer en cosas no demostradas es engañarse a uno mismo. Y eso venimos haciendo desde hace bastante ya. No hace falta que nadie más nos engañe, nosotros ya estamos entretenidos. Empecemos con ir a votar, por si acaso vale de algo, luego gastemos nuestro dinero con coherencia y no en cosas que no necesitamos, y finalmente conformémonos con vivir razonablemente bien y no en estar podridos de dinero. Y sobre todo aprendamos cosas continuamente para ser capaces de analizar mejor nuestro entorno. Si todos hacemos eso, ni todos los fabricantes de bombillas del mundo juntos podrían hacer nada contra el progreso. Pero esto es muy, muy difícil, porque no somos tan listos como pensamos... de hecho, sólo somos putos monos con zapatos, zapatos que hemos comprado aún teniendo ya seis pares, y eso que no los había programando nadie para que quedaran obsoletos.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Probetas pobres

Como estamos en crisis, se reduce drásticamente el dinero destinado a un montón de cosas que no sean imprescindibles. Por ejemplo sanidad, educación, y lo que me gustaría comentar aquí: ciencia.

He leído aquí una idea que en principio me parece cojonuda, que ha surgido en EEUU, que consiste en que científicos de todos los campos y todos los niveles exponen sus hipótesis y proyectos de trabajo de manera abierta y entendible por todo el mundo, para que cualquiera pueda contribuir con donaciones personales desinteresadas, como si se tratara de obras sociales. Y es que lo son, no nos olvidemos, hacen mejorar a toda la sociedad (y no, no me refiero a las maquinitas de Steve Jobs). Frente al desinterés de los estados que no parecen ver cuál es el camino para salir de esta situación y frente a la feroz política de los sectores privados que exigen resultados y beneficios, perdiéndose así una gran cantidad de ideas que deberían ser gratuitas y accesibles para toda la humanidad (transgénicos, células madre, combustibles, vacunas..., la lista es interminable), los propios científicos han optado por pedir una “limosna”. Pero en vez de enseñarnos un cartel con faltas de ortografía nos enseñan sus proyectos de trabajo para que veamos lo muchísimo que nos estamos jugando.

Voy a contar aquí dos de estos proyectos, entre otras cosas porque son de científicos españoles que no tienen ni para pipas. Me gustaría que valorásemos lo que pagamos por su trabajo por ejemplo a un abogado o a un notario (que me parece muy bien) y lo que cobra (cuando cobra) un científico español, haciendo cosas como estas (que creo que son bastante más significativas):

Cáncer y levaduras: al parecer las proteínas que intervienen en la reproducción descontrolada del cáncer han sido las mismas a lo largo de toda la evolución, y trabajar con levaduras es mucho más práctico (y no hay dinero para nada más, de hecho tampoco hay dinero para las levaduras). Puede inhibirse la señal que hace que estas células se reproduzcan, y por lo tanto puede detenerse el cáncer sin más. Falta seguir experimentando con células más complicadas hasta llegar a las de los humanos, pero no hay ningún motivo por el que no fuera a funcionar. Más información aquí.

Chlamystress: son algas unicelulares, que cuando se estresan producen enormes cantidades de grasas y azúcares de manera muy eficiente. Con esto podemos obtener alimentos baratos y combustibles muy económicos y poco contaminantes. Si a alguien se le ocurre mejor manera de salir de la crisis que lo diga. El único problema es la producción a escala industrial, hasta ahora ha fracasado porque cuesta mucho esfuerzo “estresar” tanques tan enormes de estas algas. Pero se ha comprobado que hay un gen en ellas que hacen que se estresen con mucha más facilidad, y si produjésemos algas con este gen concreto sería baratísima la producción a gran escala de combustible y alimento mediante el cultivo de estos bichos. Más información aquí.

En fin, que si en la iglesia pasan el cepillo, pues porqué no va esta gente a hacer lo mismo. Invertir no por obtener más dinero, sino para obtener resultados, me parece muy buena idea. Pero me da mucha pena, porque quien tendría que invertir con esto en mente son los gobiernos, en nombre de los ciudadanos, y no los ciudadanos en nombre del gobierno. Mientras tanto, me gustaría saber cuánto defraudan a hacienda las clases “pudientes”, y cuánto cuidado se pone en asegurarse de que los currantes paguen religiosamente, para que luego no haya dinero en los colegios públicos ni para el desarrollo científico. Eso sí, para meter cosas como la homeopatía en las universidades de medicina y el feng-shui y el zahorismo en las escuelas de arquitectura siempre hay ganas, los anuncios de productos absolutamente falsos como las cremas anti-edad o los yogures con bichitos siguen produciendo millones en beneficios, los atrológos de la tele se forran mentira tras mentira, y mientras todos esos becarios siguen haciendo el tonto con las probetas.

¿Os gustó la edad media? ¡Repitámosla! Esta vez el reiki nos protegerá de la lepra y las plagas.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Hola, soy Dios

Hola, soy Dios. Veréis, la última vez que estuve por aquí se me debió extraviar el libro que estaba leyendo, uno de serpientes que hablaban, diluvios apocalípticos y no sé qué otras memeces. De lo único que me acuerdo es que había mogollón de asesinatos, violaciones, torturas, y algo de unos psicópatas que oían voces que les decían que mataran a sus hijos y cosas así. Vamos un rollo muy como de terror psicológico, con mucho gore, y unos horrores incorpóreos que aterrorizan la vida de los mortales. En fin, se me ocurrió que debía avisar, por si lo encontrara un niño por ejemplo, no creo que sea lectura para cualquiera, menudo trauma para una mente sin formar. Bueno, es igual, pero si alguien lo encuentra me dais un toque, me gustaría saber cómo termina todo ese sin-dios.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Los payasos de la tele

Estamos en plena campaña electoral. Ya, ya sé que no sabías nada, pero créeme, lo estamos. Una campaña electoral consiste en que unos políticos dicen que lo van a solucionar todo si les votas aunque no van a decirte cómo ni porqué, mientras que otros en cambio dicen que no, que son ellos los que lo van a arreglar todo si les votas, aunque no te dicen cómo ni porqué. Pero cómo, ¿que después de esto aún tienes dudas sobre a quién votar?


Bueno, pues trataré de ayudarte a decidir, pero la verdad es que no sé muy bien cómo hacerlo... bueno, yo creo que lo más importante a la hora de analizar algo, lo que sea, para ver cuál elección es la más correcta, es medir las distintas opciones evitando todo tipo de subjetividad, es decir, intentar valorar únicamente las cosas por lo que son, no por lo que querríamos que fueran. Para esto me viene muy bien el método del doble ciego, pero como parece difícil de aplicar a esta situación nos limitaremos a lo siguiente:

-Debemos pasar por alto todas las alusiones por parte del político o del partido hacia sus rivales, puesto que sólo buscamos juzgar sus ideas por su propia validez, con independencia de la validez de las de sus oponentes. Ya juzgaremos aquellas por nosotros mismos con nuestras propias herramientas y métodos.

-Debemos tratar de no saber a quién estamos oyendo hablar, para no juzgar sus palabras en función de quién habla, sino del valor de lo que dice, para ver si estas ideas se aproximan o no a nuestra propia ideología y punto de vista (más de uno que va de hippie se sorprendería al saber que es más de derechas de lo que pensaba, y también pasa al contrario).


Ya, ya sé lo que estás pensando, al menos en el caso de los dos partidos principales: punto muerto. Haciendo caso del primer punto nos quitamos de un plumazo la inmensa mayoría de declaraciones, puesto que están dedicadas a decir que los otros son peores, o que ellos son mejores, sin aportar nada más. Defienden incondicionalmente a sus aliados, y atacan siempre y sin excepción a sus adversarios, y esto no nos sirve absolutamente para nada porque que es algo dogmático e irracional. Y como no aportan nada más y en el segundo punto se nos dice que no debemos hacer caso de quién es el que habla, aunque nos viéramos tentados a creernos estos argumentos tampoco podríamos valorarlos ni tenerlos en cuenta porque sencillamente no podemos saber a quién insultan o a quién defienden.


Y tras esta primera criba, todo lo que nos queda son mensajes ambiguos y generalistas, y sobre todo idénticos en todas las fuerzas políticas: el paro es malo, hay que crear empleo, los derechos civiles son buenos, la educación es importante, viva la libertad de expresión, hay que llevarse bien con el resto de países, y un sin fin de otros mensajes que no revelan absolutamente nada de lo que quieren hacer. Da la sensación de que están más preocupados en no parecer de derechas, de izquierdas ni de nada de nada, parece que se esfuercen en demostrar que carecen de toda ideología, que no se basan absolutamente en ningún principio político, como si eso nos fuera a asustar y entonces no les fuéramos a votar.


Pues bien, lo que está sucediendo es exactamente eso: que no se les vota, ni a ellos ni a ningún otro. La gente, simplemente, no vota. Y esto es malo. Es incluso peor que la pasta gansa que se gastan los políticos en hacer estas gilipolleces de última hora, esos ridículos mítines y toda esta parafernalia insulsa, decadente, degradante y lo peor de todo, aburrida. Porque no hay nada peor que montar un circo como este y que encima ni siquiera sea entretenido. Bueno sí, hay algo peor: que la gente no vote.


Aún seguimos esperando, amigos políticos, una campaña electoral. O al menos, si se empeñan en seguir así, déjennos un poco más claro cuál es el payaso, cuál el enano y cuál el trapecista, porque desde que inventaron los trajes grises con corbata azul y el tinte rubio ya ni sabemos quién está en el escenario.